Tema: El surgimiento del Estado
Nacional
1- Lean el artículo, tomen apuntes de las ideas principales
que sostienen el argumento que se
afirma en la nota.
2- Busquen las fuentes que cita la investigadora, documentos, fotos, vídeos; etc. (utilice el tutorial de google)
3- Armen un cuadro comparativo
entre la nota del periódico de la 1° actividad y ésta. Agregue columnas o
filas, divida celdas, según requiera.
Nombre del diario o periódico con fecha de
publicación
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Autor/a
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Tema que aborda
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Principales ideas
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Fuentes que cita
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La Nación
(diario, fechas….)
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Fuente: diario Página 12 extraído
19/05/19 https://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-178560-2011-10-10.html
“El Estado se construyó sobre un genocidio”
Integrante de la Red de
Investigaciones en Genocidio y doctora en Antropología, Diana Lenton aporta pruebas del genocidio de los pueblos originarios.
Campos de concentración, asesinatos masivos, fusilamientos y niños robados.
Roca, el papel del Estado, la sociedad y los intelectuales.
Por Darío Aranda
–¿Por qué afirma que el Estado
argentino se funda sobre un genocidio?
–El Estado moderno constituye una
forma de entender las relaciones entre Estado y sociedad, y construye todo un
modo político de accionar, una normativa, instituciones que se fundan en el
mismo momento que se realiza el genocidio. Y no lo relacionamos sólo porque es
contemporáneo al genocidio sino porque esa estructura de Estado requirió que no
hubiera más diversidad interna en el Estado. Se anulan los tratados con los
indígenas, el Estado se garantizó que no iban a interferir en la constitución
de ese Estado. Es lo que se llama genocidio constituyente, son genocidios que
dan origen a un Estado.
–Existen sectores que aún niegan
que haya sido un genocidio. ¿Qué pruebas dan cuenta de que sí lo fue?
–Las ciencias sociales no tienen
un concepto analítico acabado. Desde el campo jurídico internacional sí, lo
provee Naciones Unidades en 1948 para juzgar los crímenes del nazismo. Esa
definición habla de distintos elementos. Es genocidio cuando se puede
establecer la intencionalidad de destruir a un pueblo. Otra característica es
impedir la reproducción de ese grupo y también el robo de niños, cuando son
secuestrados y entregados a familias de grupos dominantes, y se les reemplaza
los nombres, porque así se atenta contra la continuidad de ese pueblo porque se
le roba la memoria.
–¿Qué hechos concretos hubo?
–Matanza de población civil.
Algunos tienen la imagen de batallas al estilo romántico de un ejército contra
otro. La característica de la campaña de Roca es que está principalmente
dirigida a la población civil. Las memorias del comandante Prado dicen
claramente que el ataque a las tolderías es para caerles encima a las mujeres y
niños que quedaron cuando los hombres no estaban. Estaba planificado así para
llevarse el botín, sobre todo el ganado, y las familias porque ésa era la operación
que iba a llevar a los indios a rendirse. Son operaciones contra la población
civil, donde mueren mujeres y niños, o eran enviados como mano de obra esclava
para el trabajo doméstico urbano o para la agroindustria, caña de azúcar y
viñedos. También se cumplen otros elementos de genocidio, el someter a la
población a condiciones que acarreen daño en su subsistencia, que pueda
provocar enfermedad o muerte, y eso implicaron los traslados de la población
sometida a campos de concentración.
–Ustedes dan cuenta de que el
diario La Nación lo llamó crímenes de lesa humanidad.
–Mitre decía que lo que hacía
Rudecindo Roca, hermano de Julio Argentino, eran crímenes de lesa humanidad
porque se fusilaban prisioneros desarmados y se tomaban prisioneros a mujeres y
niños. Para un sector del espectro político no era lo correcto, incluso Mitre,
que no era nene de pecho, que tuvo responsabilidad en la guerra del Paraguay
con episodios espantosos, sin embargo estaba asombrado, no criticaba que se
hiciera la Campaña, sí cuestiona que un gobierno estuviera minando su propia
legitimidad al desoír lo que eran avances de la civilización.
–También hubo campos de
concentración.
–Hubo campos de concentración en
Valcheta, Martín García, Chichinales, Rincón del Medio, Malargüe, entre otros.
Son todos lugares donde se encierran a las personas prisioneras sin destino
fijo. La autoridad militar era la dueña de la vida y muerte de ellos. La idea
era de depósito porque iban a ser distribuidos. Eran prisioneros y esclavos. Se
recibían pedidos de Tucumán, ingenios, de Misiones, estancias. Llegaban como
familias y se los separaba. Hay pruebas de la violencia, cartas entre curas y
arzobispos. Había muerte por las condiciones a las que estaban sometidos, ahí
está también el genocidio. Y también había suicidios por el trauma social al
que estaban sometidos. Los padres sabían que les quitaban a sus hijos, lo veían
y decidían matarse. O mujeres que se tiraban al agua con sus hijos. En Valcheta
hay documentos donde se describe que no se les daba alimentos y morían de
hambre.
–¿Qué documentos existen?
–Existe mucha documentación
oficial para discutir la historia impuesta. Los archivos oficiales, Archivo
General de la Nación, la Armada, los archivos de las provincias. Y archivos
privados de personas, de militares que han escrito cartas. También documentos
de la Iglesia: de ahí surgen datos de cientos de chicos destinados a Jujuy y
Tucumán. Quedan claras las edades de servicio doméstico, chicos desde los 2 o 3
años y hasta los 8. Los adultos que eran destinados al cañaveral y morían con
sus familias, eso también es parte del genocidio.
–¿Hay cifras?
–El Poder Ejecutivo decía para
1879 que se habían trasladado 10 mil prisioneros de lo que era la frontera, se
estaba recién en la zona norte de Patagonia, para trabajar hacia el Norte y
Mendoza, industrias, servicios doméstico y Martín García. Para 1883, un informe
oficial ya dice que son 20 mil. En el Chaco son cifras mucho mayores.
–¿Por qué la campaña militar al
Norte no es tan conocida?
–No ha habido una manera
sistemática de presentar la historia y menos la historia de los pueblos
indígenas. Nos han legado imágenes, hemos aprendido que el Estado o territorio
actual se completa con Roca, y él estuvo en el Sur.
–Suele justificarse la violencia
con que “hay que situarse en la época”, como si fueran normales esas campañas
militares.
–Algunos senadores como
Aristóbulo del Valle, quizá la voz más clara contra la Campaña, preguntaban
cuáles habían sido los resultados de la campaña al Sur y se decía que esos
territorios no están incorporados al trabajo. Era el momento que se estaba
rifando territorio, como dijeron en esa época observadores militares, no era
para los pioneros ni para los agricultores, como se había prometido, sino para
latifundistas. Aristóbulo del Valle denunciaba que el hombre había sido
esclavizado, la mujer prostituida, los niños utilizados para el trabajo
esclavo. No había, decía, ni avance económico ni cívico. Incluso hubo oposición
de sectores de las elites.
–Igual se realiza.
–Se hace y es un fracaso desde el
punto de vista militar. Hacia 1884 lo que consigue el general Victorica, que
estaba al frente como ministro de Guerra, es derrotar a los principales jefes,
pero no consigue ocupar el territorio. Eso recién pasará hacia 1911. No
consigue ocupar porque el Chaco estaba mucho más densamente poblado por pueblos
indígenas y con una variedad de pueblos, de lenguas y culturas distintas.
–¿Fue igual de cruenta que la del
Sur?
–Sí, no sólo fue igual sino que
esa operativa de secuestrar chicos, atacar mujeres, se extendió hasta avanzado
el siglo XX; aun hoy todas las comunidades tienen recuerdos de los chicos
robados por el Ejército.
–¿Cifras?
–No las tenemos, estamos
trabajando, pero las víctimas superan ampliamente las cifras de la Patagonia. Y
hay otros sectores del país donde tampoco se sabe mucho.
–¿Por ejemplo?
–Cuyo y la Puna. Estamos
comenzando a trabajar lo que fue la Campaña a la Puna, que se conoció como
Campaña al Susques, que se da por terminada en 1874, con la batalla de Quera.
Aparentemente lo que más hubo fueron fusilamientos masivos que acabaron con la
resistencia, lo que se llamó la Pacificación de la Puna, fusilamientos masivos
durante 1874 y 1875.
–En Cuyo hubo campos de
concentración...
–Sí, por la campaña al sur de
Mendoza y norte de Neuquén, donde tomaron gran cantidad de familias
prisioneras, que fueron utilizadas en la industrias de la vendimia en lo que
hoy es Malargüe. La persona que más sabe es Diego Escolar, que vive allá, tiene
muy documentado y cuantificado no sólo los prisioneros sino también la cantidad
de chicos que eran enviados solos a la vendimia para trabajar para siempre, no
iban y venían.
–¿Roca es sólo un símbolo o el
responsable?
–Roca fue responsable del
genocidio. Tuvo posibilidades de otro tipo de política. Hay pruebas de que él
se informó con un enviado de su confianza en Estados Unidos para ver cómo
funcionaban las reservas. Y estudió también a los franceses en Argelia. Decidió
el modelo francés porque decía que el modelo de reservas era muy costoso. Hubo
campañas militares anteriores, pero la de Roca fue la más sistemática y que
tuvo un objetivo más declaradamente genocida. Hay declaraciones de Roca sobre
destruir hasta el último indígena. Su discurso de asunción de la presidencia
festeja que no cruza un solo indio la pampa.
–Es conocida la postura de los
intelectuales de la derecha sobre Roca y los pueblos originarios. ¿Y la mirada
de los intelectuales de izquierda o progresistas?
–Hay cierto progresismo que se
construyó sobre el paradigma que dio lugar al genocidio y a una noción de la
Argentina sin indígenas. A gran parte de los intelectuales no les importan los
pueblos originarios. Se ha construido una idea de progresismo que puede ignorar
a los pueblos originarios como si no existieran y tenemos una izquierda que ha
ignorado las luchas indígenas, por eso todo es mucho más difícil.
–¿Por qué el genocidio sigue
pareciendo algo sólo de la dictadura y no también algo que afectó a los pueblos
originarios?
–Porque cuesta a gran parte de
los argentinos considerar la historia de los pueblos indígenas como parte de la
historia argentina. Tiene directa relación con asumir si es algo que les pasó y
pasa a los argentinos o les pasó y pasa a otros.
–El juez de la Corte Suprema,
Eugenio Zaffaroni, le agrega el factor de la clase social afectada.
–Sin duda tiene que ver la clase
social víctima, pero sobre todo hay una mirada racista dentro de lo que es el
sentido común argentino. La sociedad argentina es racista respecto de los pueblos
originarios. Se piensa que lo que sucede con otras personas no es tan
importante, por eso hay dolores que no nos conmueven y otros que sí. Para mucha
gente un campo de concentración se define como tal cuando ahí adentro hay gente
que se parece a mí, si no, no es un campo de concentración.
–¿De ahí la negación del
genocidio?
–Tenemos un paradigma donde la
palabra “genocidio” se puede aplicar cuando a mí me importa, cuando mi grupo de
pertenencia es el afectado. Y la mayor parte de la intelectualidad, de la gente
que construye teoría y construye consenso social en estas situaciones,
compartimos un sistema cultural de pertenencia. Hasta tanto no podamos siquiera
entender el dolor de los otros y sentirlo como el propio, no hay
interculturalidad posible. No hay forma de dialogar.
–¿Interpreta continuidades de las
campañas militares a fines del siglo XIX y la situación actual de muerte por
desnutrición en Chaco, Misiones y Salta, o por represión en Formosa?
–Los pueblos originarios son
víctimas de un genocidio que aún no terminó. Por eso como Red hablamos de que
en la Argentina existe un proceso genocida de los pueblos indígenas porque no
le podemos encontrar la fecha de finalización. No sólo el Estado se construye
sobre un genocidio sino que también nuestro marco de pensamiento se construye
sobre el genocidio, de tal manera que no hemos salido aún de él. El genocidio
realizado por el nazismo tiene fecha de finalización. El fin de la guerra, el
suicidio de Hitler, los tribunales de Nuremberg. El genocidio de la dictadura
tuvo una Conadep, juicios. El genocidio indígena no tiene fecha de finalización
y no hay juicios.
–No existió un “Nunca más” para
los pueblos originarios.
–No hubo fecha de finalización.
No hay ni hubo una instancia de reparación. ¿Cuál sería la instancia autorizada
si queremos hacer juicios? Porque el Estado es el mismo Estado genocida. La
única manera para poder realizar algo similar a los juicios de la dictadura es
que también esté integrado por pueblos originarios.
–¿Lo cree posible?
–Hoy en día hay un movimiento
importante de pueblos originarios que no había hace diez años, y en algún
momento se va a dar. No puede ser la misma sociedad genocida la que lleve la
acusación; lo que sí puede hacer la misma sociedad genocida es movilizar la
posibilidad de generar un cambio interno.
-¿Por qué “sociedad genocida”?
–Porque hay procesos que se
siguen produciendo. Si bien hay una apertura muy importante para la inclusión
de los derechos específicos de los pueblos indígenas dentro de los derechos
humanos, la actitud del Estado hoy en día no es la misma que se tenía hace diez
años, hay un cambio positivo. Pero cuando esos derechos reconocidos de los
pueblos originarios confrontan contra intereses económicos, ya sea del Estado o
de particulares, siempre se atenta contra los pueblos originarios.
–¿Por ejemplo?
–El Estado sustenta buena parte
de su modelo en actividades como la soja, el petróleo y la minería, entonces el
derecho indígena se cae. El mismo Estado que habilita a los pueblos originarios
a hacer determinados reclamos por otro lado los hace callar con la violencia
que sea necesaria cuando está en juego una actividad económica que el Gobierno
impulsa.
–¿Cómo se entiende esa
contradicción?
–Por eso digo que la sociedad no
terminó aún de ser genocida con los pueblos originarios. Porque frente a estos
dos parámetros en conflicto automáticamente le da la razón al paradigma
económico.
–¿La sociedad o el Gobierno?
–Van uno con el otro, es un ida y
vuelta. El paradigma económico es el que se constituyó junto con el Estado y
hoy se desarrolla la continuidad de ese paradigma. Si bien hay espacios de
apertura interesantes, cuando confrontan paradigmas el que sale ganador es el
paradigma racista, donde tenés derecho a decir lo que quieras, pero si tenés
petróleo en tu comunidad el organismo que decide no es el INAI, el Inadi, ni
una oficina de interculturalidad, sino la Secretaría de Energía. Y punto, no
hay discusión posible.
–Es la economía...
–Cuando lo que está en juego son
intereses económicos, siempre se atenta contra los derechos indígenas, con
leyes que debieran respetarse.
–Las campañas militares tuvieron
una matriz económica, una decisión política y una complicidad o al menos una
indiferencia de la sociedad. ¿Observa paralelos?
–Es muy similar. ¿Cómo se definió
el avance económico a fines del siglo XIX? Se decidió por la apertura de nuevos
terrenos para la explotación intensiva junto con nuevas tecnologías que tenían
que ver con el manejo de la ganadería, alambrados, nuevas técnicas que
acompañaban la inclusión de territorios para el mercado exportador. Y ahora
estamos viviendo lo mismo, la soja es exactamente eso. La nueva tecnología y la
incorporación de nuevos territorios que antes estaban libres, donde había
comunidades que podían vivir.
–El petróleo y la minería repiten
la misma lógica.
–Lo están padeciendo, entre
otros, los mapuches en zona de meseta. Cuando las comunidades se habían
establecido en la meseta, ese lugar no era objetivo de explotación; ahora sí.
Hoy sufren un acoso tremendo e ilegítimo de parte de mineras y petroleras.
–Hay un argumento legitimador que
se repite: el progreso.
–Sí, hoy es el desarrollo, como
una utopía de la sociedad occidental, pero el problema es que se establecen
como si fueran características que pudieran tener sólo la sociedad occidental y
los otros no, y que además son a costa del vivir de los otros. El problema de
este concepto de desarrollo o progreso, hoy encarnada en la política económica
extractiva, es que se les da una entidad más importante que la vida y la dignidad
humanas. El desarrollo es importante, pero, ¿es tan importante como para avalar
que el avance petrolero, minero y sojero ocasione contaminación y muerte? Y, no
es casual, siempre ese “progreso” es a costa del “otro”, nunca es a costa del
grupo de pertenencia dominante.
–Usted afirma que el genocidio
aún no tiene fecha de finalización, mientras los pueblos originarios se
organizan y luchan.
–Sin dudas, hoy han ganado
visibilidad como nunca antes y tiene directa relación con la organización y los
conflictos que enfrentan en los territorios. Por eso siento mucho respeto por
los dirigentes e intelectuales indígenas, sé que hay diferencias como en
cualquier espectro político, pero tengo un gran respeto porque tienen que tener
mucha decisión y coraje, ya que están haciendo un trabajo de concientización,
de educación política a todo el resto de la sociedad. Ser dirigente indígena
sigue siendo profesión de riesgo, sobre todo en algunos provincias, porque es
muy probable que vayas preso o te maten por defender el territorio. Nunca hay
que olvidar que son pueblos que sufrieron un genocidio, pero se mantienen
vivos.
Saludos!
Profe no entiendo nada del Trabajo, lo podria explicar mejor porfavor
ResponderBorrarBuenas alumnos,siempre que tengan alguna duda, o consulta,agreguen curso y nombre,para saber a quien dirigirnos.Prof.María de los Ángeles Guzmán.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarhola profe no entendi mucho, podria explicar porfavor
ResponderBorrarHola Tomás.Tal vez ya me enviaste correo,sino escríbeme guzmanmarita7@gmail.com,por favor,para poder agilizar tu consulta.
BorrarProfe, podría explicar mejor la actividad? Y poner el link de el artículo del diario "La Nación" del que nos habla?
ResponderBorrarprofe me podria explicar la actividad 2 es que no la entiendo soy Rodriguez oriana de 3°2
ResponderBorrarBuenas Oriana,te respondo por email👍
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarHola profe podría explicar todos los puntos no entiendo soy lautaro sarome 3°6
ResponderBorrarHola profe,no entiendo mucho, podría explicar las consignas,
ResponderBorrarNaiara soy uñez de 3°4°
Buenas Nayara,me contacto por email.👍
BorrarNuñez*
ResponderBorrarHola profe soy Leonel Sosa de 3°2°, le hable a su email y no me respondió
ResponderBorrarBuenas Leonel,a medida que voy recibiendo,acuso recibido primero y luego las correcciones y devoluciones.👍
BorrarPuna Jujuy-La Batalla de Quera es un hito en la historia de Jujuy, que no se borrará jamás de la mente de los puneños. Además es un ejemplo más de cómo el jujeño oprimido defiende lo que le pertenece, contra la clase opresora que se mantienen vigente hasta la actualidad.- El acontecimiento sucedió el 4 de enero de 1875 donde los originarios enfrentaron a las tropas del gobierno en defensa de su territorio. Más fueron derrotados. El 5 de enero empezó el genocidio. Por que la orden impartida por Álvarez Prado a sus oficiales y soldados, era el exterminio de los insurgentes. En los días siguientes se desató una escalada de fusilamientos. Les cortaron los testículos, el pene; les metieron una estaca por el ano. Se atrevieron a defecar en los moribundos. Muchos fueron colgados y expuestos en las plazas públicas como escarmiento. Violaron a las mujeres, y a niñas; a los niños les dieron un tiro en la nuca. Se apropiaron de los corderos para festejar con asado. Y a sus ganados camélidos lo destrozaron con perros y a tiros de bala. Los nietos de Álvarez Prado aun están diseminados por Jujuy y algunos se hacen llamar indígenas para considerarse dueños de las tierras. De igual forma los Alvarado, Cardozo, Morales, y muchos más. Otros recurren al patriotismo, inteligencia o libre albedrío y poder navegar genéticamente por los pasillos de la Legislatura provincial y poder codearse y potenciarse con los integrantes del poder ejecutivo provincial y judicial tanto es como la risa que vomitan por los contaminados con plomo Abra Pampa.
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